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Natillas de chocolate negro: Los franceses y los ingleses llaman pots de creme a unas natillas muy suaves horneadas y servidas en recipientes pequeños. El tamaño se agradece porque son bastante contundentes: siempre llevan yema de huevo, nata y azúcar por un tubo, por lo que en dosis grandes pueden acabar con el goloso más pervertido.
Esta receta, que encontré en el blog Chubby Hubby, me gustó porque contrarresta toda esa dulzura con el amargor del chocolate negro y del té. También es especialmente acertada la elección del tipo de té (Earl Grey), que en infusión no me gusta nada pero que aquí funciona increíblemente bien con sus aromas cítricos de bergamota.
El pot de creme aparenta ser un postre muy exquisito y elaborado, pero no tiene ningún misterio ni complicación. Eso sí, necesitas unos ramequines o, en su defecto, cualquier taza o recipiente pequeño que aguante una temperatura de horno baja, de unos 120 grados.
En el siguiente párrafo encontrarás la receta completa de Natillas de chocolate negro y té.

Natillas de chocolate negro y té
Ingredientes
- 250 ml. de nata líquida
- 150 ml. de leche entera
- 1 y 1/2 cucharadas de té Earl Grey
- 30 gr. de azúcar
- 100 gr. de chocolate negro
- 4 yemas de huevo
- 20 gr. de pistachos picados opcional
Elaboración paso a paso
- Poner a calentar en un cazo la leche con la nata. Cuando hierva, retirar del fuego y añadir el té. Tapar y dejar enfriar (unos 20 minutos).
- Picar el chocolate en trozos pequeños, raspando la tableta con un chuchillo de sierra. En un bol, blanquear las yemas (batirlas hasta que tengan un color pálido).
- Precalentar el horno a 120 grados, y preparar el baño maría, poniendo agua en una fuente grande de horno hasta que llegue como mínimo a la mitad de los ramequines o tazas.
- Colar la leche y la nata y ponerla a calentar de nuevo. Añadir el azúcar y disolverlo bien. Retirar del fuego y añadir el chocolate. Remover hasta que se derrita del todo.
- Añadir esta mezcla al hilo (poco a poco) a los huevos, sin parar de remover. Cuando esté todo bien mezclado, verter sobre los ramequines y hornear al baño maría a 120 grados durante 60 minutos (45-50 si has usado recipientes más pequeños). Si entonces no han cuajado aún, dejarlos 10 minutos más.
- Dejar enfriar y meter en la nevera. Decorar, si se quiere, con un poco de pistacho picado por encima.
- Se pueden no comer en el día, pero se ponen cada vez más densos y pierden un poco la textura
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