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El pollo con salsa de soja es una receta rápida y fácil y llena de sabor. Es una receta de pocos ingredientes que buscamos cuando no nos apetece cocinar. Los muslos de pollo se mantienen jugosos y tiernos y el sabor va bien con la mayoría de los platos secundarios. ¡Te encantará!
Me encantó esta receta que vi hace apenas un mes en Gastronomía&Cía. Ellos la habían adaptado de otro blog, Cookin’ Canuck, que a su vez la había tomado de otro. Cada uno había hecho sus propias modificaciones, y como yo no puedo ser menos, decidí proseguir la cadena haciendo las mías.
En primer lugar, para hacer la receta del Pollo con salsa de soja, y para empezar bien arriba, cambié el ingrediente principal: en vez de solomillo de cerdo, pechuga de pollo. Después no utilicé semillas de hinojo, por la sencilla razón de que no tenía. También sustituí la crema de leche por leche Ideal, que le dio a la salsa un sabor como a tostado buenísimo, y puse caldo de pollo reducido en vez de Bovril. Eso, entre otras alteraciones menores con las que no os voy a dar la paliza.
En fin, que puse la receta del Pollo con salsa de soja patas arriba, con la inmensa suerte de que quedó fantástica. La combinación de los sabores de la crema y la salvia es perfecta para el pollo. En cualquier caso, recomiendo al 100% las anteriores versiones, especialmente la de Gastronomía&Cía, que para mí es una web de referencia.
Ingredientes
Para preparar Pollo con salsa de soja necesitamos:
- 4 pechugas de pollo pequeñas (o 3 grandes; 1 kg. aprox.)
- 2 dientes de ajo
- 200 ml. de leche evaporada
- 1 vaso de salsa de soja
- 300 ml. de caldo de pollo, a poder ser bajo en sal
- 1 manojo de salvia
- Sal y pimienta negra
Preparación
Poner a hervir el caldo de pollo en una cazuela y reducirlo más o menos a la mitad.
Frotar el pollo con los dientes de ajo y reservarlos. Salpimentar las pechugas, pegarles unas hojitas pequeñas de salvia y mojarlas con un poco de aceite. Marcarlas en una sartén bien caliente hasta que se doren y reservarlas en una fuente de horno y tapadas con film para que no se sequen. No hace falta que se hagan por dentro; se acabarán luego.
Bajar un poco el fuego y dorar los ajos en la misma sartén en la que hemos marcado el pollo, añadiendo una gota de aceite si es necesario y con cuidado de que no se quemen.
Cuando estén rubios, mojar con la salsa de soja y dejar que pierda el alcohol uno o dos minutos. Añadir el caldo de pollo reducido y la leche Ideal, y dejar cocer a fuego suave hasta que la salsa esté bien cremosa (unos 10 minutos). Añadir 3 o 4 hojas de salvia grandes, retirar del fuego y dejar que infusione tapado. Hasta aquí se puede hacer con antelación.
Unos 45 minutos antes de comer, precalentar el horno a 200 grados.
Terminar las pechugas en el horno entre 20 y 30 minutos (depende del grosor y la potencia del horno), con cuidado de que no queden ni muy hechas ni crudas por dentro. Lo mejor es ir mirándolas y comprobando con un pincho o cuchillo: si el jugo sale claro y transparente, es que están. Dejarlas reposar un par de minutos tapadas con papel de aluminio al sacarlas del horno.
Mientras el pollo se hace, retirar los ajos y la salvia de la salsa, corregirla de sal y pimienta y calentarla.
Servir las pechugas mojadas por el jugo que hayan soltado, y con la salsa caliente por encima.
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